La historia de la entrada anterior,ya sabéis,la que trataba de un niño llamado Pedrito,sus papás y una carta que la mamá recibió desde Oriente,más o menos,fue la que yo improvisé con mi hijo pequeño,el mismo que aparece en la foto,Kevin.
Curiósamente,en conversaciones con otros padres he podido comprobar que casi todos a nuestros hijos les desvelamos su gran incógnita llegado el momento con historias similares,¿será el instinto?,¿será que todos queremos que nuestros hijos conserven de alguna manera la ilusión para el resto de sus vidas pero dándola otra forma?,¿será que todos los padres del mundo estamos empeñados en que nuestros hijos desde edades tempranas aprendan a compartir con otros niños?.!Curiosa coincidencia!.
Yo,con mi hija mayor no improvisé historia alguna,quizá por aquello de que las mujeres desde niñas solemos ser más maduras.Aún así,jamás olvidaré sus ojillos llenos de agua y como con pocas palabras se despidió de su Mago de Oriente favorito,el mismo que cada Navidad había complacido sus sueños:Adiós a mi Rey Baltasar.
Con el pequeño,con el niño de la foto sí que me vi en la necesidad de improvisar.
El niño con los ojillos cargados de forma repentina de agüilla,al darle la noticia repetía:Ya no voy a confiar en nadie,me habéis mentido,yo creía en mi Rey,en Gaspar.
Pasó todo el día hecho un mar de dudas,ya no sabía si lo que le comunicaba era broma,era verdad.Recuerdo que decía:Mamá,ésto que me has dicho es broma,¿verdad?.
Gaspar existe y es él el que me deja los juguetes,¿no?.
Al rato,su pequeña cabecita se cansaba de dar más vueltas que el tambor de una lavadora y decía:Claaro y os habéis reido de mi porque yo me lo creía,me habéis engañado.
Mientras el niño pasaba de una idea a la otra y vuelta a empezar la rueda de nuevo,yo imaginé esa historia de Pedrito,je,je y desde que la terminé,desde ese mismo momento,el niño se quedó tranquilo y al año siguiente no faltamos a nuestra cita con sus Majestades los Magos de Oriente en la cabalgata,!qué ilusión cuando tiraban caramelos desde la carroza!,!había que coger muchos! no debido a que el niño fuése goloso,ja,ja,ja,más bien porque eran caramelos especiales,los habían lanzado los Reyes.
Como os digo,historias similares somos capaces de idear todos los padres y éso,es algo muy bonito,un recuerdo que siempre queda de Melchor,Gaspar y Baltasar.
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