Habíamos estado más de una vez en Gandia,pero siempre habíamos visitado su playa,quizá al ser del interior,lo que más despierta la curiosidad,el entusiasmo es el mar.¿Os había dicho alguna vez que me encanta el mar? pues sí,lo que más,¡me encantan los pueblos marineros y cuanto más pequeños y menos haya llegado el turismo a ellos,mejor para mi!.
Yo creo que mi gusto por el mar y lo marinero ya surgió desde mi nacimiento,ya véis,lo llevo hasta en el nombre,Mar,ja,ja.
Como os decía,conocíamos Gandia y jamás habíamos visto los bonitos monumentos de esta localidad,¡cómo habíamos podido perdernos algo así!.En el caso de Gandia,no se cumple la premisa de pueblo marinero al que el turismo no haya llegado aún,¿verdad?.¡Lástima de esas bonitas localidades costeras!,de sus paisajes.Estarían mucho más bonitos naturales y no con esos grandes gigantes de ladrillos y hormigón.Es verdad que el turismo para los pueblos y ciudades es muy beneficioso,todo en la vida tiene dos polos,negativo y positivo.
Buscando esa deliciosa paella,que sí,que como os digo,al final,hubo sitios abiertos,nos encontramos con un monumento que nos llamó mucho la atención.
Grandioso,majestuoso,se trata de esta iglesia.
Hacia un frio tremendo,creo que en nuestros viajes a la Comunidad Valenciana jamás habíamos pasado un frio igual,llovía,mal tiempo en general.
Daba pereza incluso,¡bajar del coche!,aún así tomamos esta foto de la que se llama Las Esclavas del Sagrado Corazón de Jesús.
¿Os cuento más?
¡Vamos!.
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